"Bienaventurados los pobres de espíritu", es decir, bienaventurados los que
que son verdadera y sinceramente conscientes de sus necesidades espirituales
necesidades espirituales, la pobreza y la miseria. Ellos ven una total incapacidad
e insuficiencia en ellos mismos, y en todas las demás criaturas
-para sacarlos de su estado pecaminoso y miserable.
No ven nada en sí mismos por lo que se atrevan a
a aventurar sus estados eternos, y por eso vuelan a la
gracia gratuita, rica, soberana y gloriosa de Dios en Cristo,
como su único y seguro santuario.